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Datos del 20 de Noviembre Aniv de la Rev

En 1897 Porfirio Díaz lanzó una convocatoria para la construcción de un Palacio Legislativo, mismo que albergaría además de las cámaras de senadores y diputados, dependencias de gobierno y oficinas. El autor del proyecto fue Émile Bénard, quien nunca vio su sueño materializado. La realización del proyecto que de haberse construido, tendría mayores dimensiones que el Capitolio de Washington D. C. El sitio elegido para la edificación fueron unos terrenos pantanosos cerca de la colonia Tabacalera y del Paseo de la Reforma.

La primera piedra del monumento fue puesta por Porfirio Díaz el 23 de septiembre de 1910 como parte de los festejos del Centenario de la Independencia de México. Debido a los retos que suponía la cimentación del edificio en un terreno inestable la estructura metálica se construyo sobre una cama de 17 000 pilotes, la estructura metálica fue hecha por Miliken Bros, en Estados Unidos.

La construcción se detuvo ante el inicio de la Revolución mexicana. El gobierno de Francisco I. Madero una vez en el poder intentó reanudar las obras pero su fallecimiento interrumpió la construcción, y solo quedó la estructura de acero central del futuro palacio (Salón de los Pasos Perdido) Dicha estructura quedó abandonada y en permanente desgaste. Émile Bénard volvería a México para intentar dar vida a su proyecto en 1922 llamándole Panteón a los Héroes. El presidente electo Álvaro Obregón aceptó su proyecto, pero fue asesinado en 1928 y Bénard murió en 1929

Fue en 1933, cuando el arquitecto Carlos Obregón Santacilia sugirió al ingeniero Alberto J. Pani aprovechar la única parte aprovechable del malogrado palacio para honrar a la entonces recién concluida Revolución mexicana. El propio arquitecto Obregón Santacilia creció cerca del monumento, en la calle de Vallarta, por lo que conocía a pleno el terreno. Caminando en sus inmediaciones notó que el deterioro y la destrucción de la estructura era cada vez mayor.

Obregón Santacilia había realizado previamente obras como las oficinas del Banco de México entre 1925 y 1926 y la Secretaría de Salud, de 1926 y 1929, ambas en la Ciudad de México. Por ello tenía acceso a la presentación de ideas de obras públicas, pero esta propuesta inicialmente fue rechazada por Pani, quien tenía una idea previa de hacer un monumento a la revolución. Dicha propuesta fue aceptada luego de que Pani consiguió convencer a Plutarco Elías Calles de involucrarse en el proyecto y convencer al presidente Abelardo Rodríguez.

Su construcción abarcó de 1933 a 1938. Entre los cambios que se realizaron fue remover el águila que remataba la futura linternilla del monumento, que se trasladó hacia el Monumento a La Raza al norte de la ciudad. Obregón Santacilia dio un estilo sobrio apegado al estilo Art Deco vigente en esa época, con un contraste notorio entre las piedras usadas de cantera de color claro y piedra volcánica negra. Otros elementos alineados a este estilo son las 18 lámparas reflectoras que circundan a la plaza de la República, y las 4 astabanderas de ese mismo estilo, así como los elementos escultóricos de estas lámparas, águilas, y las del mismo monumento.

El Monumento a la Revolución a cien años de ser inaugurada su construcción, con una inversión estimada en 360 millones de pesos para su remodelación, el 20 de noviembre de 2010, se reinauguró como parte de los festejos del Centenario de la Revolución. Conservando su arquitectura original, han sido renovados el Museo Nacional de la Revolución, el mausoleo, se rehabilitó la fuente adyacente y además fueron restaurados desde la piedra hasta el cobre. Consta de un elevador transparente en el centro, que lleva al mirador que ha sido reabierto al público.

 

 

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